lunes, 18 de febrero de 2008

Trauma

El hombre que no se reconcilió con la sociedad, trató de buscar un acuerdo a lo largo de su vida, dejando incluso su dignidad menguarse. Pero la sociedad no reconoce a la bondad ni a los contratos y a lo mejor si al abuso y a la injusticia.

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El hombre que no se reconcilia con la sociedad siente la coca adentrarse por su nariz… veo sus ojos abrirse mas y mas. Lo miro y no entiendo, que problema tendrá en la vista.
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Hoy, años después, al levantarme temprano vi una mañana con su vestido pomposo hecho de nubes, y una pena infinita me hizo entender, la soledad que deja la incomprensión y lo placentero de la coca.

El carro avanza presuroso, esquivando camiones paquidérmicos, mientras las líneas del centro de la carretera pasaban una detrás de otra, persiguiéndose.
Una mujer quiere cruzar, se queda parada a un lado, siente el viento agitar su falda que cae mas abajo de sus rodillas, ella no parpadea y sus ojos se van secando con el viento ella no parpadea porque espera a algo en la parte mas honda de la carretera, ella no parpadea porque tiene una intuición… no parpadea y sus ojos son la soledad.
El carro avanza y el hombre que no se reconcilia con la sociedad, acelera. Prende el aire acondicionado, y deja secar sus pupilas, observa la carretera muy atento. Mira el retrovisor, y distingue por encima un rostro delicado de una mujer, que lo mira fijamente y lo atraviesa entero…por unos segundos el hombre siente la compañía que le hacía falta durante años, una calidez late en su pecho conservándole la vida, siente su mirada acomodarse en sus parpados y ella es en esos segundos... el acuerdo que lo reconcilia.

Ella presiente que él, la espera, también... y ve el carro que se hunde en la parte mas onda de la carretera.

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